EL SIGLO DE ORO DE LA CULTURA GRIEGA

ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα, hèn oîda hóti oudèn oîda

(“Solo sé que no sé nada”)

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Conocido también como el Siglo de Pericles, el periodo comprendido entre los siglos V y IV a.C. supuso el mayor auge en la historia del pensamiento y la cultura griega. Pericles, influyente político y orador ateniense, consolidó las instituciones democráticas y apoyó el desarrollo de su cultura, asegurando así la hegemonía de Atenas. Sus años de gobierno significaron el apogeo de las diversas manifestaciones culturares, correspondiendo a la superioridad de Atenas, vencedora de las Guerras Médicas. La civilización griega se desarrolló con una rapidez nunca vista hasta entonces, debido al esfuerzo que tantos hombres célebres dedicaron al cultivo de la cultura. Unidos a una nueva forma de gobierno, la democracia, alcanzaron su plena madurez todos los géneros artísticos y literarios, además del pensamiento filosófico. Arquitectura, escultura, historia, medicina, drama, comedia, filosofía… todo aquello relacionado con la esencia del Estado y el hombre tenía cabida en la capital ateniense.

EL TEATRO

La situación por la que ha pasado un ciudadano ateniense le ha dado motivos para ser un ente político. La elección de la obra no se dejaba al libre albedrío; era elegida colectivamente mediante un concurso dramático donde el arconte elige entre los poetas que deben presentar cuatro obras: una trilogía y un drama. Al que ganaba se le daba un coro además de todos los gastos pagados. A las obras asistía todo el pueblo y una comisión de las ciudades aliadas. Se cultivaron principalmente dos géneros: la tragedia y la comedia.

Tragedia

La representación de las tragedias estaban destinada al pueblo, le evocaban sus antiguos mitos, y los linajes protagonistas formaban parte de una familia de héroes. También trataban temas de actualidad como la toma de Mileto de Frínico o los persas de Esquilo. Hablan temas que preocupan al hombre griego, la concepción del mundo, la fragilidad, y sus anhelos. A través del mito el poeta da una visión del mundo y de la realidad histórica en la que está inmerso con la intención de enseñar y educar a los ciudadanos.

Esquilo. Nació en 525 a.C, en Eleusis, en una familia noble. Durante su vida vio muchos cambios políticos en Grecia; desde la tiranía de Hipias hasta la democracia de Pericles. Luchó en las guerras médicas, hecho que marcó su vida. Venció en trece concursos e hizo alrededor de noventa tragedias y dramas satíricos. De esta obra tan prolífica sólo conservamos:Los persas, Los siete contra Tebas, La trilogía de Orestía (Orestiada), Las suplicantes y Prometeo.

La actitud que adoptan las divinidades en las obras de Esquilo son entre engañosas y celosas, enviando desgracias a los hombres para que prevalezca la justicia. El tema de la hybris (descontrol de los impulsos) está muy presente en todas sus composiciones: en el deseo de Jerjes de invadir Grecia; o en el intento de Agamenón de sacrificar a Ifigenia.

La filiación de la culpa es otro de los grandes temas recogidos por Esquilo. ¿Hasta cuándo la culpa de una persona persigue al resto de la familia? Por ejemplo: Apolo prohibió a Layo tener hijos. Sin embargo, de su unión con Yocasta nació Edipo, éste mató a su padre, se casó con su madre – sin saber que lo era-, tuvo cuatro hijos y, cuando se dio cuenta del incesto cometido, se arrancó los ojos maldiciendo a sus hijos.

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Sófocles. Nació en Coloma, en torno a 496 a.C., y perteneció a una familia noble. Formó parte del coro que se creó para honrar la victoria sobre los persas en Salamina. Participó como strategos junto a Pericles, y posteriormente con Nicias.

La tradición habla de 133 dramas, poema y elegías, pero conservamos sólo siete tragedias, un drama satírico incompleto y fragmentos sueltos. Las más destacables Ayax, Filoctetes, Electra como parte del ciclo troyano. Del tebano, Antígona, Edipo Rey y Edipo en Colona. Al ciclo de Heracles pertenece Las tranquinias y el drama incompleto Los Rastreadores.

A diferencia de Esquilo, las obras de Sófocles son cerradas, es decir, no forman parte de una trilogía. Mientras en el primero, el protagonismo de la historia lo tiene el conjunto, en el segundo recae sobre una única persona. Sin embargo, en ambos, los dioses, sus apetencias, su ira, sus excesos están patentes.

Eurípides. Posiblemente nació en 480 a.C, en Salamina, coincidiendo con el día de la batalla. La situación económica de sus familia no está clara, puesto que unos dicen que era aristocrática y otros que no. Sus obras no gozaron de mucha fama entre los atenienses por eso se vio obligado a marchar a la corte de Arquelao en Macedonia, en torno a 409 a.C.

Sabemos que escribió 92 dramas y una sátira, de los que se conservan menos de una veintena. Las obras pueden dividirse en varias etapas: Alcestis, Medea, Hipólito corresponden a la primera (438 – 428 a.C.); Hécuba, Andrómaca, Los Heráclidas, Heracles y las Suplicantes a la segunda (426 a.C. – 420 a.C.); e Ifligenia en Taúride, Ion, Helena, Las fenicias, Electra, Orestes, Ifligenia en  Aúlide, Las troyanas y Las bacantes, a la última (416 a.C. – 406 a.C.)

Al igual que los anteriores, Eurípides también expresa sus ideas políticas. La diferencia viene marcada por hacer que los sentimientos de los personajes destaquen por encima de dioses o actos. En sus obras el amor y el odio son los protagonistas.

Comedia

El origen de la comedia está en la utilización de máscaras de animales en las fiestas y en las procesiones fálicas que se hacían por toda Grecia.

Epicarmo. Es considerado el padre de la comedia. Conocemos fragmentos de sus obras, que nos sirven de guía para trazar características básicas para estudiar autores y comedias posteriores. El soldado fanfarrón, el borracho, …, son personajes que aparecerán en todas las obras. Usa la comedia para destacar la ideología del autor y satirizar acciones del gobierno.

Cratino. Introdujo elementos técnicos nuevos y venció a Aristófanes con la comedia La botella, después de que aquel le acusara de borracho.

ImagenAristófanes. Sin duda el personaje más conocido, y prolífico, dentro del mundo de la comedia. Nació en Atenas en torno al 450 a.C. en el seno de una importante familia de Egina. Compuso cuarenta obras de las que conservamos solo once enteras.

Cualquier tema será blanco de su sátira, desde la educación a la política. Comenzó su carrera con Los comensales y Los babilonios. En la primera puso de manifiesto su acritud contra los sistemas educativos y en la segunda criticó la política de Cleón. Cuestionó la guerra, la demagogia y la democracia en Los arcanienses, Lisístrata y Los caballeros. Siempre con tono jocoso y sin hacer mención directa Aristófanes, envió siempre un mensaje pacifista a sus espectadores.

En Los caballeros, un anciano campesino pacifista se opondrá a un rudo y fanfarrón soldado. En Lisístrata, pone de manifiesto su rechazo a la guerra haciendo que las mujeres se opongan a tener relaciones sexuales si sus maridos van a la guerra. En Asamblea de mujeres, propone un gobierno dirigido por las mujeres, coincidiendo con la derrota de Atenas. Las nubes es la única obra donde se aleja un poco de la crítica feroz, pero jocosa, poniendo en la piel de dos atenienses cansados de la situación fundar una ciudad en las nubes, llamada Nefelococigia, donde no tendrían cabida los estreses de comerciantes, poetas y políticos.

FILOSOFÍA

La filosofía griega nace con las primeras reflexiones de los presocráticos, que se centran en la naturaleza; teniendo como base el pensamiento racional o logos. El objetivo principal de los filósofos presocráticos era encontrar el arché, el elemento primordial de todo. La búsqueda de una sustancia permanente frente al cambio, de la esencia frente a la apariencia, de lo universal frente a lo particular se convertirá en la base que asienta futuras explicaciones filosóficas.

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Del mito al logos

Cuando en Grecia se crearon las escuelas y las academias, éstas se convirtieron en los instrumentos necesarios para el progreso del saber y para la transmisión de su herencia espiritual a todo el mundo. Su filosofía, su ciencia y su cultura pudieron así ser legadas a Occidente.

La cultura griega, que podemos sintetizar con la frase ‘del mito al logos’, es la culminación del proceso racional que ilustra el campo del saber producido en el siglo IV a.C. El logos –razonamiento, habla- había conseguido desarrollar en este siglo, no sólo la filosofía, sino también otras disciplinas como la retórica. Por oposición a este logos, relacionado con lo humano, aparece el concepto de physis –naturaleza-, con sus leyes inmutables que no pueden ser cambiadas por factores externos.

La evolución de la filosofía en este siglo empieza a desprenderse de esos preceptos de la escuela milesia de Jonia,  centrada únicamente en el cosmos y el origen constitutivo de las cosas. Las primeras reacciones vienen con los filósofos Parménides, y su escuela de lo “inmutable”, y su polo opuesto, Heráclito, donde todo se mueve y nada permanece. Dos caras de una misma moneda que ya  anuncian esa ruptura con las tradiciones anteriores.

Empédocles y Anaxágoras aúnan a su vez tradiciones anteriores, analizando el origen constitutivo de las cosas, a lo que van añadiendo nuevos planteamientos. En estos, tratan como una serie de fuerzas, Amor y Lucha, y Entendimiento en el segundo autor, son las responsables de la creación y destrucción de todo a partir de esas “materias” constitutivas iniciales, que se unen y desunen a voluntad de estas fuerzas. A partir de esto, Demócrito va más allá, construyendo un hibrido entre ambas teorías donde los átomos, indivisibles ya e iguales, se mueven por sí mismo en el espacio.

Con los pitagóricos llega realmente una ruptura, ya que su filosofía viene a centrarse en el comportamiento ético del hombre y la preocupación por la purificación del alma. El hombre empieza a ser el centro de la filosofía, y ya no solo el hombre, sino ete en sociedad. Esto trae consigo la aparición de los sofistas, los primeros “profesores de la historia”, que se dedicaban a la enseñanza de una élite que buscaba el triunfo en la vida pública y social a través de la oratoria y la retórica. La oratoria se desarrolló enormemente gracias al impulso dado por estos filósofos, puliéndose un estilo bello y poético que servía para convencer al público y encandilar a los ciudadanos. Oradores como Antifón, Lisias o Isócrates se dedicaron a este negocio de la oratoria, pero será Demóstenes el más famoso de todos ellos. Como reacción a estos métodos, aparece la figura de Sócrates, persona que con una método dialéctico buscaba la moralidad y la justicia en todas las cosas: “Sólo sé que no sé nada”, auténtica reflexión que cargaba contra los sofistas y su saber “enciclopédico”. Finalmente fue condenado a muerte por corromper a la juventud ateniense, suicidándose con cicuta antes de que fuese ejecutado.

Las dos figuras más relevantes de este momento fueron Platón (discípulo de Sócrates) y Aristóteles. Para conocerlos mejor, girar la mirada hacia Sócrates, maestro de maestros, Sócrates no llegó a escribir, o al menos no nos ha llegado escrito alguno, y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas socráticas fueron en realidad iniciativa de sus seguidores.

A Sócrates le interesaba fundamentalmente la formación de hombres de bien, con lo que su actividad filosófica quedaría reducida a la de un moralista práctico: el interés por las cuestiones lógicas o metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates.

Platón: En busca de la belleza de las cosas.

ImagenLa creencia de Platón en las ideas está asociada con su pasión por las definiciones, pues ambas se basan en la convicción de que actos y conceptos hermosos tienen algo en común.

Según Platón, todos forman parte del ideal de la belleza. Aunque un atardecer hermoso parezca distinto de una demostración matemática soberbia o de un joven atleta igualmente atractivo, lo que une a todos estos elementos es más fuerte que lo que les separa. Quizás la mejor manera de entender la relación existente entre apariencia y realidad, según la visión global de Platón, se encuentra en el contexto de las matemáticas.

Aristóteles: El emprendedor.

ImagenDiscípulo más brillante de Platón, fue el fundador del conocimiento científico en Atenas, el Liceo. Para éste, la fuerza dinámica del cambio tenía mucho que ver con el disfrute de la vida mental. El movimiento en pos de un determinado fin u objetivo es lo que, a su juicio, constituye la fuerza rectora de la vida. Según el filósofo, sólo el primer motor había creado el universo en consonancia con los fines que perseguía; el primer motor no era movido por nadie. En definitiva, este primer motor, era Dios.

“…También un poema, un cuadro, un drama son para nosotros documentos, testimonios de una historia viva y humana, saturados de pensamiento y de acción en potencia” (L. Febvre 1986, 29-30)

 

HISTORIA

El concepto de Historia en el mundo griego es muy distinto al que tenemos concebido hoy en día, ya que con posterioridad, sobre todo en la Edad Media y en la Edad Moderna, se utilizaba la escritura histórica para plasmar conocimientos y legarlo las comunidades de los años venideros. Los historiadores griegos, no eran profesores ni académicos. No escribían sus obras con el objetivo de desvelar ninguna verdad de los acontecimientos ocurridos en el pasado. Eran personajes relevantes de la política o de la actividad militar del momento, como es el caso de Tucidides. Los “historiadores” griegos escribían principalmente para sus contemporáneos, y más concretamente para las clases dirigentes, ya que eran están las que contaban con un nivel cultural más elevado.

Sus obras trataban asuntos políticos y militares, sin prestar un gran interés por la economía, la cultura o los asuntos sociales, en contraste con nuestros libros de Historia, en los que estos temas (economía, cultura y sociedad) ocupan la mayor parte de las páginas.

Se puede decir que la manera de escribir los textos era altamente partidista, centrándose en una ciudad o un personaje, y narrando los hechos a partir de ellos, mostrando abiertamente sus preferencias políticas e ideológicas. Pero se tiene que tener cuidado con estos textos, ya que los hechos que relatan en algunas ocasiones cuentan hechos de carácter mitológicos, mezclándolo con la realidad. En las ocasiones que los autores hacen referencia a los acontecimientos del pasado, las fuentes utilizadas son tradiciones orales, y muchas veces interesadas, ante las cuales se debe de mostrar un carácter crítico y de poca fiabilidad, o de autores antiguos cuyas obras no se conservan.

Uno de estos autores, que cuenta los acontecimientos a partir de la tradición oral, y ante los que hay que mostrar cierto grado de crítica es Herodoto, el cual centra parte de su obra en la batalla contra los persas, la cual no fue contemporánea a su tiempo.

Aun con todo esto, se puede decir que los griegos inventaron el concepto de Historia, ya que se produjo un cambio en la forma de escribir, pasando de las listas reales o los tratados, obras típicas de las zonas orientales, a una manera de escribir más argumentada y racional.

ORATORIA

En el proceso de cambio que estaba viviendo Grecia, con la llegada de Filipo y el fin de las ciudades-estado, se puede hacer visible el cambio no solo en la política, sino también en otros ámbitos como es el de las letras, con un gran progreso, donde la oratoria será uno de los géneros que más evolucionara y destacará.

Los oradores eran personas que realizaban discursos de defensa ante las cortes de justicia nombradas, por encargo y a las que se las pagaba por sus servicios. Era además el medio más adecuado para atacar a los enemigos políticos y para hacer triunfar sus propuestas ante la Asamblea Popular. Gran parte de los aconteceres históricos y políticos de este periodo, los conocemos gracias a los discursos de estos oradores. Algunos de los más conocidos eran Lisias, Isócrates y Demóstenes.

ARTES PLÁSTICAS

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Discóbolo de Mirón

En el paso de la época arcaica a la clásica, se rompe radicalmente con los cánones antiguos para darle tanto a la arquitectura como a la escultura una nueva estética. Todo cobra más sentido, más vida, empezando por las propias ciudades. El denominado “plano hipodámico” –trazo de las calles en cuadrícula- se generaliza como solución racional al problema de los espacios en las urbes y el templo alcanza unas cotas de perfección con el uso del nuevo estilo jónico que se impone en toda la arquitectura. El culmen de todas estas innovaciones lo tenemos en la Acrópolis de Atenas, donde se construye el imponente Parthenon bajo la dirección de Fidias.

El cambio en la escultura evidencia aún más esa ruptura. Se acaba totalmente con el convencionalismo y el hieratismo, liberando a las esculturas de su rigidez y dotándolas de una belleza ideal basada en unos determinados cánones. Ese nuevo ideal de belleza conseguía transmitir una serenidad y armonía sin precedentes. Los representantes de este arte que consiguieron a su perfección fueron Fidias (Zeus de Olimpia), Policleto (Doríforo), y Mirón (Discóbolo). Durante la siguiente centuria, escultores como Praxíteles, Lisipo o Escopas inician nuevas líneas de transición, que, sin romper con lo anterior, representan en las nuevas esculturas los gustos desarrollados por la sociedad griega en plena evolución.

En cuanto a la pintura, nos ha llegado a través de la cerámica y de las fuentes literarias, ya que no se han conservado restos de decoración pictórica en viviendas o templos, aunque sí conocemos el nombre de algunos de los pintores mas destacados como Apolodoro o Polignoto.

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Pedro Aguado González

Iván Blanco Rodrigo

Delia Egea Gómez

Manuel García Salazar

Lucía Gaspar Morales

Rubén Rodríguez Galán

Francisco Tello Cobos

El ascenso de Macedonia

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En los confines de la civilización

Lejos en el Norte, más allá de las fronteras de lo que los griegos conocían como “mundo civilizado”, se encontraba el reino de Macedonia. Era una tierra dura, salvaje, aunque rica en recursos, con frondosos bosques, praderas aptas para el cultivo de cereales, llanuras para la ganadería e incluso minería. Sus habitantes, aunque se consideraban griegos, eran vistos por los demás griegos como un pueblo casi bárbaro, con costumbres extrañas y anticuadas como la monarquía.

Sin embargo Macedonia, a comienzos del siglo V a.C., era el más extenso de los estados griegos. Este reino se caracterizaba por la falta de cohesión y estabilidad política. Además estaba habitualmente sometido a invasiones, especialmente por parte de tracios (Este) e ilirios (Oeste).

Los reyes del Norte

Desde principios del siglo VII a.C., Macedonia estaba gobernada por la dinastía Argéada, así llamada porque tenía sus orígenes en la ciudad de Argos. Estos reyes no habían conseguido poner fin a las disputas internas, principalmente porque los aristócratas locales rechazaban su poder, mientras los mismos miembros de la familia real se enzarzaban en intrigas que desestabilizaban la monarquía.

Durante la primera mitad del siglo V a. C., el trono de Macedonia lo ocupó Alejandro I (498-454 a.C.), hijo de Amintas I. Alejandro fue un rey hábil, que se centró en la reforma del ejército macedonio, fortaleciéndolo para ayudar así a la posición de su reino en el marco de Grecia. Durante las Guerras Médicas, Alejandro se mantuvo al margen, pero consiguió ser el primer monarca macedonio invitado a unos Juegos Olímpicos, lo que era un importante paso hacia la legitimación de su estado como parte de Grecia.

Tras la muerte de Alejandro, sin embargo, volvió la inestabilidad, y sus tres hijos comenzaron una dura lucha por el poder. Fue Perdicas II (454-413 a.C.) el que consiguió hacerse con el trono, eliminando a sus hermanos en 448 a.C. Estableció una confederación de ciudades para detener el avance en la zona de Atenas, que había aprovechado las disputas fratricidas para extender su influencia. Al igual que su padre, Perdicas se valió de la diplomacia para evitar entrar en la Guerra del Peloponeso.

Fue sucedido por su hijo Arquelao I (413-399 a. C.), del que Tucídides dijo que “organizó sus fuerzas para la guerra con mayor número de caballos, armas y recursos que el que tuvieron juntos los otros ocho reyes que le habían precedido.” (Libro II, 100) Efectivamente, fortificó el reino y convirtió Pella, la capital, en un destacado centro cultural. Estableció una alianza con Atenas, pero ésta se estaba deshaciendo cuando Arquelao fue asesinado durante una cacería.

Tras unos años de anarquía, subió al trono definitivamente Amintas III (392-371 a.C.). Este monarca consiguió detener la invasión del rey vecino Bardilis y, con ayuda de Esparta, recuperó todo el reino de Macedonia. A Amintas le sucedió su joven hijo Alejandro II (371-369 a.C.), que fue asesinado por el aristócrata Ptolomeo de Aloros. Este individuo se autoproclamó regente debido a la corta edad del hermano de Alejandro, Perdicas III.

Cuando creció, Perdicas III liquidó a Ptolomeo en 368 a.C. y se convirtió en el nuevo rey. Consiguió una nueva alianza con Atenas para devolver la unidad a su reino y recuperar la estabilidad. Sin embargo, las hostilidades con Bardilis se reanudaron y Perdicas murió en combate en 359 a.C.

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Dinastía argéada

A rey muerto, rey puesto

La muerte del rey Perdicas III dejó a Macedonia inmersa en conflictos internos y externos. Las fuentes históricas con las que contamos no ofrecen una visión clara de la forma en que accedió al trono su hermano Filipo entre varios pretendientes apoyados por las potencias fronterizas. Conocemos por algunos historiadores que la corona se conseguía por elección entre los nobles, o por aclamación en el campo de batalla tras una victoria. Otros historiadores afirman que Filipo logra huir de Tebas, donde era rehén, para luego ocupar la regencia de su sobrino. Posteriormente sería aclamado rey en el campo de batalla en el 356 a.C.

Cuenta Plutarco que Filipo II se formó militarmente en Tebas. Las enseñanzas militares se tradujeron en unas novedosas tácticas militares, con las que Macedonia alcanzaría durante su reinado una inmensa expansión territorial. El cuerpo de caballería, que ya había demostrado su agilidad en el combate, se complementó con una falange con soldados de infantería ligera armados con sarisai, picas de más de cinco metros de longitud que en formación suponían una barrera infranqueable. En la Asamblea de los soldados se discutía las decisiones a tomar, así como el reparto del botín.

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Filipo

 

Basándose en su poderosa maquinaria militar, Filipo eliminó la amenaza exterior expulsando a los ilirios, instalados en su territorio desde la muerte de Perdicas. La amenaza interna la resolvió sometiendo definitivamente a las demás dinastías de Macedonia reacias a la autoridad de los Argéadas. Estas medidas fortalecieron la autoridad real necesaria para emprender nuevas empresas.

El siguiente objetivo de Filipo se situó en Anfípolis, ciudad cedida a los atenienses en el inicio de su reinado para eliminar parte de los problemas sucesorios citados. Una vez consolidada su corona, maniobró a dos bandas firmando alianzas con los atenienses y los olintios, recuperando Anfípolis y Pidna.

El momento para realizar la conquista de Anfípolis y Pidna fue el idóneo para los intereses de Macedonia. La Segunda Confederación Ateniense se mostró incapaz de responder a los macedonios. A la tormentosa vida política que vivía su principal miembro, Atenas, se sumaron las defecciones de parte de los miembros, hecho que se transformó en hostilidad abierta en la llamada Guerra Social o de los Aliados.

Para saber más: http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/502.htm

La Tercera Guerra Sagrada

La tercera guerra sagrada fue un conflicto inicialmente insignificante, que degeneró en una guerra generalizada en toda Grecia.

Los focidios eran enemigos de los tebanos y de los habitantes de Delfos. Tras la batalla de Leuctra (371 a.C.), los focidios se vieron sometidos por los tebanos, ya que Tebas aprovechó su mayoría en la anfictionía (alianza religiosa y política en torno a un santuario) para imponer multas exageradas a los focidios. Éstos se negaron a pagar y, bajo el mando del general Filomeno, ocuparon Delfos.

Onomarco, sucesor de Filomeno, se enfrentó a varias ciudades tesalias. Ante esta amenaza estas poleis pidieron ayuda a Filipo, rey de Macedonia. Filipo envió ayuda a los tesalios, pero fue derrotado dos veces por Onomarco tuvo que retirarse Macedonia.

Filipo que no podía permitir este desafío a su autoridad y volvió a  la batalla al año siguiente, en 352 a.C. Esta vez Filipo consiguió derrotar a Onomarco, tomándose cumplida venganza. Arreglada la cuestión tesalia, Filipo volvió a la Focide, pero los atenienses le obligaron a retirarse.

Después de Tesalia, macedonios y atenienses, se enfrentaron por Tracia, que dividida en tres reinos, favorecía los intereses de ambas potencias.

En ese momento Filipo atacó uno de los tres reinos tracios, el gobernado por Quersobleptes. Tras este ataque Atenas vio peligrar sus cleruquías (un tipo de colonia ateniense) en la región. Como consecuencia, el influyente orador Demóstenes lanzó su primera arenga contra el rey de Macedonia, iniciando las famosas filípicas, a pesar de las cuales, los resultados bélicos fueron escasamente favorables a Atenas.

Para saber más: http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/503.htm

La Paz de Filócrates

Los Olintios, sintiéndose amenazados, solicitaron ayuda a Atenas. La asamblea ateniense aprobó el envío de tropas en el 349 a.C. Pero en ese preciso momento se produjo la sublevación de la isla de Eubea, miembro de la anfictionía de Delfos, tras la cual no es improbable que estuviera la larga mano del rey de Macedonia. Mientras los atenienses reprimían el levantamiento, la ciudad de Olinto era destruida por los macedonios y sus habitantes eran vendidos como esclavos.

Filipo, en posición de fuerza, ofreció una paz a Atenas que era ventajosa para ambas partes en 346 a.C. Con la firma de este tratado se mantenía el statu quo, aunque Filipo se reservaba el derecho de solucionar el problema de la Fócide. Tras arrasar la Fócide, Filipo obtuvo el derecho a presidir los juegos píticos celebrados en Delfos.

Para saber más: http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/505.htm

Filipo en Tracia

La Paz de Filócrates había logrado el cese de las acciones armadas, pero no había calmado los ánimos en absoluto. Filipo desconfiaba de las intrigas de Atenas, y temía un posible acercamiento entre esta ciudad ática y Persia.  Ante esta posibilidad, el rey macedonio envió un emisario para revisar el tratado de paz y de paso espiar las posibles maniobras de Atenas. Las negociaciones fueron un fracaso, pues cada parte desconfiaba de las intenciones de la otra.

Sin embargo, Filipo tenía otros frentes abiertos. Para extender su dominio, en 342 a.C. inició una campaña sobre el Danubio hacia el Quersoneso, muy cerca de los intereses atenienses en Tracia. Ante este avance, Atenas lanzó una “campaña preventiva” sobre Cardia, aliada de Macedonia. La campaña, lejos de cumplir objetivos militares, se dedicó a la piratería y el saqueo de esta región, enfureciendo al rey macedónico. Con este gesto Atenas pretendía mostrar que no temía a Filipo, además de enviar un claro mensaje al rey: si Macedonia avanza, Atenas iría a la guerra. Filipo captó el mensaje, pero atacó igualmente. Atenas no tuvo entonces más remedio que declarar la guerra, algo que por otra parte nadie había tratado de evitar.

Queronea

Los dioses le fueron propicios a Filipo y le brindaron la excusa perfecta para intervenir a fondo en los asuntos de Grecia. Aprovechando las continuas intrigas dentro de la liga de Delfos y que Filipo controlaba gran parte de los votos de la misma, el monarca se nombró a sí mismo juez en las disputas. Tras formar un ejército, se dirigió al corazón de Grecia para solucionar una disputa en la ciudad de Antissa.

Ante esta amenaza Tebas asaltó la fortaleza de Nicea, en las Termópilas, con la intención de frenar el avance macedónico. Los tebanos pretendían imitar la gesta de Leónidas cien años atrás, pero Filipo no era Jerjes. Aprovechando una ruta interior, el ejército macedónico se presentó en Beocia. Los atenienses, conscientes de esta amenaza, formaron una desesperada alianza junto a un gran número de ciudades entre las que destacan Mégara, Corinto y Tebas. En el pasado, una alianza similar derrotó al imperio persa y los aliados tenían la esperanza de que así sería de nuevo. En 338 a.C. los griegos lucharon por última vez unidos bajo una misma bandera en la llanura de Queronea.

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Pero el dios de la guerra sonreía a Filipo. Gracias a una brillante maniobra, Filipo derrotó completamente al ejército griego, capturando un gran número de atenienses. En esta misma batalla comenzó a ascender la figura de un joven príncipe macedónico al mando de la caballería. Su nombre, Alejandro, el tercero de su nombre, de la casa Argéada.

En Atenas se respiraba el miedo, pues se encontraban a merced del rey y sin nada con qué negociar. Sin embargo, Filipo actuó con moderación y magnanimidad. En vez de actuar como en otro tiempo habría actuado Atenas, el rey decidió liberar a los cautivos y devolver a sus caídos. Filipo ofreció también una muy generosa paz a Atenas, algo que nunca habrían sospechado en la capital ática. Además de conservar su democracia, Atenas mantendría también algunas colonias y gestionaría el santuario de Delos. Tebas por su parte no salió tan beneficiada, pero aún así la liga Beocia no fue disuelta.

Para saber más: http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/507.htm

Congreso de Corinto

En 337 a. C. se reúnen en Corinto todas las ciudades griegas excepto Esparta, molesta por la invitación a sus archienemigos los mesenios. En este congreso se nombró a Filipo jefe supremo de un ejército que sería enviado al Este, a fin de liberar las ciudades griegas de Asia Menor y vengar las ofensas persas.

Diez mil hombres, al mando de los generales Parmenio y Atalo, cruzaron el Helesponto, donde fueron recibidos como libertadores en Éfeso y Quíos. En Persia ya se preparaban para la guerra. Los planes de Filipo estaban hechos, el tablero dispuesto y los jugadores preparados. Sin embargo, el destino se interpuso entre Filipo y la gloria. Durante las bodas de Cleopatra, hija del monarca, un noble de nombre Pausanias apuñaló al rey en un costado. Este fue el fin de Filipo II, rey de los macedonios.

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El reino de Macedonia a la muerte de Filipo

Epílogo

Filipo había revolucionado tanto la política como el arte de la guerra. No solamente fue un hábil político, sino que supo incorporar a su ejército mejoras con las que conseguía ventaja frente a sus adversarios. Gracias a su obra, por primera vez Grecia fue unificada, imponiendo su voluntad sobre las ciudades-estado. Desde su morada a la sombra del Monte Olimpo, Filipo condujo a su pueblo desde las orillas del Danubio hasta Troya.

Filipo confiaba en que la casa Argéada dominaría un día el mundo. Pero los dioses decidieron que no viviría para verlo. Su sueño se vería cumplido por su hijo, el joven príncipe Alejandro, apodado el Magno.

Bibliografía

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Nicolás A. García Ingrisano

José Ramón Ortega Calvo

Rubén Ramos Tinte

Borja Zubizarreta Murado